101 motivos: tetas sí, sobacos no

Cada vez menos las razones para adquirir un producto se limitan a lo práctico. Salvo que compremos broches para colgar la ropa (y ni siquiera), cuanto más caro es un producto, más argumentos queremos poner en este lado del platillo de la balanza para justificar su compra. Por eso, en el listado que empezamos en un post anterior de 101 razones para decidirse a comprar un lector de libros electrónicos, habrá justificaciones técnicas o racionales, pero también motivos personales y hasta arbitrarios.

En el puesto 2 y 3 (el orden no está jerarquizado) hay dos motivos similares y opuestos a la vez, basados en la característica del ereader de ocultar lo que se lee. A diferencia de los libros de papel, en un Kindle o un Nook no hay tapa, o la tapa no importa. Una vez que se compró o descargó un ebook, su portada -esa cara muchas veces engañosa de un libro para inducirnos a su compra- desaparece o se hace irrelevante. Importa el contenido. Eso implica que:

2) Muere el libro sobaquero

Caparrós se adelantó en un post anterior con esta razón. El libro sobaquero, comprado para mostrar, desaparece al desaparecer su tapa, y con él los que compraban textos para sacarlos a pasar como un perro debajo de la axila. La consecuencia de esto es que aquellos autores que eran comprados para alardear ante una dama o un caballero, un profesor o un jefe serán más difíciles de ser mostrados o vistos adentro de un ereader. Ahora antes de comprar un libro que no se piensa leer ni se puede mostrar, habrá que analizarlo dos veces (o conseguirlo gratis).

3) Renacimiento del libro vergonzante

Este motivo es la contraparte del anterior. Si ya no se ve en público lo que uno lee, desaparece la condena social. Si un libro erótico o directamente pornográfico solo podía leerse en la intimidad, ahora no hay problema de hacerlo en un subte, por ejemplo, son solo letritas y no una mina en pelotas en la tapa. Pero los libros vergonzantes no están solo acotados al sexo: best-sellers, libros de autoayuda o relatos infantiles salen del closet del lector culposo y conocen la luz de bares, salas de espera y transportes públicos.

Confesión: entre los libros de mi Kindle hay uno Pace: The 12-Minute Fitness Revolution que probablemente no hubiera comprado nunca en papel, pero que, gracias a la impunidad del anonimato, leí y aproveché. En este nuevo mundo pierden los exhibicionistas y ganan los voyeurs, que es lo mismo que decir que ganan los lectores, los mayores y más queribles voyeurs que dio el género humano.