Final
El 18 de marzo mi amiga Andrea llegó de Nueva York con mi nuevo Kindle Paperwhite en su valija. No hubo unboxing porque lo trajo suelto, como si fuera de uso personal, aunque también me dijeron que en Aduana no le dan bola a los ereaders.
No fue una adaptación natural: el encendido y apagado era diferente; subrayar, sobre todo pasando de página, demandó práctica; el brillo nunca llega a cero como en mi viejo Kindle 3; y, si me preguntan, sigo prefiriendo el pase de páginas con botón en lugar de ir dejando huellas de dedos en el área de lectura cada vez que paso a la página siguiente.
¿Es más portable? Sí ¿Tiene mejor contraste y definición? Tal vez. ¿Dura más la batería? No, menos.
Una característica que no leí en ningún lado y que para mí es una gran ventaja es la posibilidad de usar varios diccionarios a la vez. Con el Kindle 3 podía usar el diccionario de español o el de inglés, pero no los dos a la par. Ahora sí.
En mi experiencia, el navegador es definitivamente peor que el del Kindle 3. No logré navegar ninguna página de las que probé sin que se me colgara y tuviera que reiniciar el ereader. Pero quizás fue casualidad.
No me bajé todos los libros que tenía en el Kindle anterior. Como la gran mayoría son los llamados “Personal Documents”, solo bajé, al menos por ahora, los tres libros que estaba leyendo y algunos artículos que a veces consulto. El resto puede quedar en la nube hasta que lo vuelva a necesitar.
Para que las extensiones “SENTtoREADER”, que uso en Firefox y “Send to Kindle”, que uso en Chrome siguieran mandándome aquellos artículos que deseo leer en el Paperwhite, en lugar de cambiar el email en las extensiones, lo cambié en Amazon, asignándole el email de mi Kindle 3 (que ya no pienso volver a usar) al nuevo.
Me resultó muy incómodo de usar sin funda, temía dañarlo. Compré esta en Mercado Libre. Es excelente.
Por último, me faltaba probar un truco, que puede servirle a la mayoría de los que están leyendo esto: convertir un Kindle con Special Offers en uno sin publicidad. ¿Cómo se hace? Acá pueden ver el procedimiento. Volví por tercera vez al chat de Amazon, y le dije en inglés al operador que ya que las ofertas que aparecen en mi Kindle no son aplicables al pais en el que resido, si podía eliminarlas de mi dispositivo. Tras unos segundos de espera, me informó que había sacado de mi modelo los dos espacios de publicidad, sin costo alguno. Unos segundos después, tras agradecerle, prendí mi Kindle y, efectivamente, ya no tenía ni el wallpaper ni el banner publicitario. Con lo que terminé comprando un modelo de 139 dólares a 97.
Espero que este reality haya sido útil. Y que sirva de consuelo a todos los que perdieron su Kindle por bolsos apretujados, vasos volcados, movimientos torpres o hijos curiosos. Mi mensaje es concluyente: hay esperanza. ¡Ánimo!
FIN