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Volvemos con el espacio de los consejos en el Club. La pregunta que persigue a muchos es si comprarse o no un lector de ebooks. ¿Vale la pena, nos dicen nos comentan en twitter? ¿A mi me conviene? Nos chiflan por mail.
Como siempre, en el caso de los aparatos, hay que saber bien dónde está parado uno para saber qué aparato necesita y acá la palabra “necesidad” es muy importante.
¿Quién “necesita” un ebook reader? Un lector intensivo, alguien que no tiene problema en leer tanto en inglés como en español. Tenemos que saber que por ahora la oferta de títulos en español y más todavía, de autores locales es bastante exigua, por no decir nula. Si bien eso va a cambiar dentro de poco (esperemos a ver qué pasa en la Feria del libro, donde seguramente habrá novedades) la oferta no tendrá el espectro que podemos ver en una librería tradicional. Por ahora no se encuentra mucho más que novelas eróticas o la biografía de Ricky Martin.
Alguien que necesita un lector también podría ser un estudiante universitario o un profesor. La persona que típicamente acarrea un vagón de fotocopias desvencijadas, impresas en el centro de copiado que queda frente a la facultad. Ese ser, sufrido y sacrificado, sentirá un gran alivio al poder meter todo ese papel en un dispositivo de trecientos gramos.
Los demás, estrictamente hablando, no “necesitan” un lector de ebooks. Sí, perfectamente pueden desearlo y disfrutarlo, pero deben conocer los “peros” que arriba enuncié.
Con esos datos en claro deben poder distinguir en dos grandes grupos: los lectores de ebooks de tinta electrónica como el Kindle, Nook en su primera y segunda generación, Papyre y Sony reader por nombrar a los más conocidos de otros dispositivos como el Ipad, o cualquiera de las demás tablets que hay en el mercado. Si bien todos sirven para leer, los primeros son dispositivos específicos y limitados: sirven para leer casi exclusivamente. Los demás son más diversos en sus funciones y también más caros. Personalmente, no me gusta leer en pantallas brillantes, como las del segundo grupo, pero hay personas que lo hacen sin ningún problema.
Finalmente: los costos. El primer grupo de dispositivos tiene un costo que no supera los doscientos dólares; el segundo, sí lo hace, holgadamente. Ya lo mencioné, los primeros son para leer, los otros, para mucho más.
¿Sigue la pregunta sobre si “me conviene”? Yo devolvería: ¿cuántos libros leíste el año pasado?