Ayer les contaba sobre el inminente desembarco de Harry Potter en los libros electrónicos de la mano de Pottermore, la flamante iniciativa de JK Rowling para darle vida a su personaje más allá de la saga de siete novelas que revolucionaron el mercado editorial para adolescentes en la última década. A pesar de que el sitio no abrió todavía sus puertas -se rumorea que lo hará a mediados de octubre, pero no hay fechas concretas- ya se instalaron varios frentes de polémica.
Por un lado, con Pottermore la autora decidió abandonar el sistema de distribución tradicional tanto de los sellos en papel como los electrónicos y ofrecer ella misma los volúmenes de su personaje. “Esto me permite garantizar que todas las personas en todo el mundo puedan acceder a la misma experiencia al mismo tiempo. Esto fue, sin dudas, lo que me atrajo del proyecto. Tengo la suerte de contar con los recursos para hacerlo yo misma y creo que es una experiencia única y fantástica. Sé que no cualquier autor está en condiciones de hacerlo, pero es lo correcto para Harry Potter. Es muy divertido tener contacto directo con mis fanáticos y una extensión de jkrowling.com”, explicó.
El principal dañado con esto, está claro, es Amazon y su Kindle. Es bastante seguro que los libros vengan en .ePub, un formato problemático para el aparatito, y ya no se conseguirán en su tienda, sino solamente de la mano de Rowling, que se queda con su tajada de ganancias como autora y ahora con lo que le corresponde a la distribución. Así, los dueños de Kindles que quieran leer al mago podrían cambiar a eReaders como Nook o Kobo, que tienen un mejor manejo de .ePub.
Pero también es un golpe directo a la tienda de Amazon y su política con los autores. “Cambiar el paradigma de Amazon es difícil, pero si existe alguien que pueda hacerlo, es Rowling”, escribieron en el Financial Times. A la vez, es un inconveniente para Apple, porque las versiones en audiobooks de la saga desaparecerán del iTunes Store y sólo se venderán en Pottermore.
Pero la otra gran sorpresa de Pottermore es que Rowling ya anunció que lanzará todos los libros de Harry Potter sin el terrible DRM. En el Club no nos cansamos de maldecir al Digital Rights Management, que nos impide compartir el libro y sacarle todo el provecho que los libros electrónicos tienen. Quizás Rowling lo haya hecho recordando que el fenómeno Potter comenzó con las recomendaciones boca a boca y con lectores prestándose la novela una vez que la terminaron… ¿por qué traicionar ese espíritu?
De todos modos, cada archivo tendrá una suerte de “marca de agua digital” que en caso de copia podrá rastrearse hasta el comprador original, un sistema del que no se conocen detalles pero que en principio parece una mejor elección que el molesto y nefasto DRM.
Finalmente, nadie se anima a decir qué sucederá con Pottermore, porque si bien existe una gran cantidad de fanáticos, nada asegura que luego de haber gastado mucho dinero en siete novelas -y de haberlas leído una y otra vez- estén con ganas de comprar todo de nuevo. En Inglaterra se calcula que cada adolescente que leyó la saga en tapa dura gastó en total 150 dólares, ¿serán decenas de miles los que vuelvan a abrir la billetera o sólo miles? Por otro lado… si ya compraste el libro en papel, ¿no es tu derecho también poder leerlo en tu eReader? ¿O el contenido no es el mismo?
Es interesante pensar, además, que si este sistema funciona y demuestra ser exitoso, no sólo será una cachetada al Kindle Store de Amazon, sino también una sólida prueba de que las restricciones con DRM no sirven para nada.