La semana pasada Diego escribió un breve obituario sobre Steve Jobs y ahora que las aguas se van calmando -y los fanatismos van quedando de lado para mostrar el legado de un hombre que hizo mucho por nuestro presente y futuro pero no fue ni una figura mitológica ni un revolucionario- empiezan a aparecer más anécdotas y sucesos ayudan a entender al hombre de la manzanita.
Uno de los episodios más citados es la frase que se le escuchó a Jobs en 2008, cuando Amazon lanzó el Kindle. “La gente ya no lee”, aseguró, deslizando que no había futuro -o al menos modelo de negocio posible- para la masificación de los lectores electrónicos.
“It doesn’t matter how good or bad the product is, the fact is that people don’t read anymore. Forty percent of the people in the U.S. read one book or less last year. The whole conception is flawed at the top because people don’t read anymore.”
Dos años después, en enero de 2010, lanzó el iPad y algunos lo vieron como el salvador de la industria editorial.
La relación entre Apple y los eBooks es una bien complicada, porque las limitaciones de las tiendas Apple dificultan tanto el acercamiento de nuevos lectores como las ganancias de los editores. De todo lo que se vende en el App Store o en su flamante iBookstore la empresa de Cupertino se lleva el 30% y exige exclusividad. Además, no comparte los datos personales de los compradores con los medios. La primera gran iniciativa para fusionar noticias y el iPad, The Daily, significó un acuerdo entre News Corporation y Apple, que rápidamente perdió público y hoy funciona a pérdida.
En el pasado Apple demostró que puede sin problemas remontar situaciones difíciles y darlas vuelta. Quizás es lo que suceda con los libros electrónicos. Por ahora, sin embargo, el panorama es desalentador. De hecho, y como anécdota algo macabra, la esperada biografía autorizada de Steve Jobs está batiendo récords de venta antes de ser publicada pero se vende más en Amazon que en la iBookstore de Apple.