Los eBooks españoles se consiguen un 30% más baratos en la Argentina

Como ya más de una vez mencionamos acá en el Club, uno de los principales mitos que se instalaron alrededor del universo de los libros electrónicos es que la mayoría de ellos son o muy económicos o directamente gratuitos. Por el contrario, parte del éxito de empresas como Amazon es que poseen un plan de negocio exitoso basado en maneras sencillas de pagar por los títulos.

En el mercado en idioma castellano, quien lleva la delantera lanzamientos y portales de eBooks es España, en donde hace pocos días abrió sus puertas una filial local de Amazon, Amazon.es, y en donde desde la semana pasada también tienen su iBookstore de Apple. Con el desembarco de estos gigantes, las compañías que ya vendían libros electrónicos están inquietas, porque no saben si van a poder competir de igual a igual.

La regionalización de la venta, por su parte, puso en juego el complicado andamiaje de los derechos de autor, las limitaciones territoriales y todas aquellas barreras que hacen de este mundo globalizado uno muy nacionalista. El diario La Información, por ejemplo, descubrió que las novelas en versión electrónica de escritores como Javier Marías, Eduardo Mendoza, Albert Espinosa o Ken Follett son mucho más económicas en el mercado on line argentino que en el español.

Si se compara el catálogo online de La Casa del Libro de la Madre Patria y la plataforma de libros electrónicos de Telefónica Argentina, eBooks Movistar, saltan grandes diferencias. Por ejemplo, “Si tú me dices ven lo dejo todo”, de Albert Espinosa, cuesta 10,99 euros en España, frente a los 7,43 euros en Argentina, es decir, casi el 48% más barato. En otros títulos, las diferencias van desde el 42 al 37%.

La razón de esta diferencia está en los impuestos. En España, los eBooks llevan una carga de 18% de IVA porque son considerados “comercio electrónico”, frente al IVA reducido del 4% que tienen allí los libros de papel. Si uno quiere desde España ahorrarse ese dinero y comprar en Argentina, una serie de trabas electrónicas lo impiden. “El eBbook, por tanto, ya tiene su propia aduana”, afirman en La Información.