Esta columna, que se ofrecerá en varias entregas, forma parte de la publicacion periódica del Estudio Adolfo Ruiz & Asociados, “Perspectivas Microeconómicas”.
¿ Por qué creemos que el e-book habrá de ganar la batalla sobre el libro de papel ? – Parte III
El libro como “regalo” y el hábito de prestar libros
Pareciera que actualmente, el libro impreso, se ha transformado -en muchos casos- en un objeto de regalo (tal como ocurre con las corbatas para los hombres, o con adornos de bijouterie para las mujeres). Por eso es que podría haber un millón de títulos impresos pero no por ello llegar a haber un millón de lectores o, menos aún, un millón de lectores probados, es decir, que habiendo recibido el regalo, los terminan de leer hasta el final.
Prestar libros atentó siempre contra el negocio editorial, pero ha sido y es una costumbre generalizada desde que apareciera el libro impreso en papel, sin que fuera combatida abiertamente por las editoriales. De la misma manera, ocurre con la vasta costumbre de regalar libros usados. Es más, existe una organización informal titulada “Libro libre”[1] que, con el objetivo de divulgar el hábito lector, recomienda abandonar libros ya leídos, en sitios públicos (plazas, cabinas telefónicas, bares, etc.), incluyendo una recomendación manuscrita, sugiriendo al eventual nuevo lector que proceda a abandonarlos nuevamente una vez leídos. Estos hábitos, no han sido cuestionados por la industria editorial, así como en cambio, sí combaten -sin mucho éxito- el fotocopiado de los libros.
Un efecto impensado de Internet: el ocaso de las bibliotecas
En casi todo el mundo existen bibliotecas verdaderamente maravillosas y, algunas de ellas, tanto en calidad como en cantidad, documentan buena parte de la historia de la humanidad. Sin embargo, la divulgación de Internet ha reducido sensiblemente el número de lectores e investigadores que las utilizan. Es que la World Wide Web, opera en forma similar a lo que llamamos servicios delivery o de entrega a domicilio, acercando a nuestro escritorio o a nuestro hogar, cúmulos de información que nos llevarían muchísimo más tiempo recolectar en una biblioteca.
Muchas de estas venerables instituciones han digitalizado sus volúmenes, de manera tal que la consulta tradicional realizada en un ámbito silencioso de lectura, está dando paso a este envío a distancia. En pocas palabras, las bibliotecas no podrán –si es que todavía pueden- competir con Internet o Wikipedia y, para poder subsistir como organizaciones de bien público –las que no lo hayan hecho todavía- deberán digitalizar sus ejemplares, y así poder enviar por medio de e-mail sus valiosos catálogos, tal vez cobrando un pequeño arancel.
[1] Esta institución no formal comenzó en México DF, hace unos años y tiene numerosos seguidores tanto en nuestro país como en Latinoamérica (entre ellos, el autor de este informe).