El kindle como “aplicación física”

Diego Basch es un desarrolador y empresario argentino que vive en Silicon Valley hace algunos años ya. Por casualidad caí en su blog y me encontré con un post que le dedica al Kindle específicamente. Me gustaron algunas ideas que despliega casi como un punteo. Intento reproducirlas acá, pero si quieren ver el texto original, no tienen más que ir a su blog.

  • El concepto que me pareció más interesante es el del Kindle como “aplicación física”. Nos propone pensar al dispositivo de Amazon no como un prodigio tecnológico desarrollado para realizar un montón de tareas y perdurar a través del tiempo sino como una aplicación que podemos tocar en el mundo real pero que no tiene otra función que ser una ventana al ecosistema Amazon. Basch pone el ejemplo del iPod nano que se puede ver de una manera similar: el aparato es barato, fácilmente reemplazable (bueno, si vivís en EE.UU.) y lo que en realidad importa es el contenido que comprás y descargás en él.
  • El cambio en la forma de lectura: Basch cuenta que hasta hace un tiempo los libros se apilaban en su mesita de luz esperando el turno para ser leídos. Ahora eso es cosa del pasado. Tiene su kindle con muchos libros que todavía no leyó pero están ahí, esperando, de manera que apenas lee la última palabra del libro que tenía abierto, puede continuar con el siguiente sin decir agua va.
  • Ubicuidad: kindle no es un únicamente un dispositivo; en sentido amplio, es una plataforma. Quizás esto no esté tan a la vista hoy, ya que nuestras vidas se digitalizaron pero no tanto. Sin embargo y lo podemos pensar como una ventana al futuro: Basch lee sus libros en el dispositivo kindle, pero cuando está viajando de un lado a otro también puede leer en su celular (gracias a la app kindle) o mientras está esperando por una reunión con su laptop abierta, también adelantar algunas páginas.
  • Lo más importante: Basch no piratea libros a menos que no le quede otra alternativa para conseguirlo. No es una posición ética sino puramente “económica”. Considera -como muchos de nosotros- que su tiempo es muy valioso, entones no está dispuesto a perderlo buscando una versión pirata del libro que desea leer. Ya que un libro cuesta entre cinco y diez dólarez y va a dedicarle varias horas de lectura hace un cálculo muy simple en el que termina siendo mucho más beneficioso comprarlo, adquirir una copia de calidad y tenerlo en un instante listo para leer en lugar de andar buscando y descargando desde fuentes dudosas.

*La imagen que ilustra este post es de Tim Jagenberg y tiene licencia CC.