¿ Por qué creemos que el e-book habrá de ganar la batalla sobre el libro de papel ? – Parte I

Esta columna, que se ofrecerá en varias entregas, forma parte de la publicacion periódica del Estudio Adolfo Ruiz & Asociados, “Perspectivas Microeconómicas”.


¿ Por qué creemos que el e-book habrá de ganar la batalla sobre el libro de papel ? – Parte I

En toda la historia de la humanidad, jamás se publicaron tantos libros

Actualmente, en el mundo se publica un libro cada 30 segundos. O sea, alrededor de 300 ejemplares por día, o 1.500.000 por año. Unos años después del invento de la imprenta, sólo se editaban un par de centenas de libros por año, siempre en ediciones que no superaban el millar de ejemplares. Dos siglos después del invento de Johannes Gutenberg[1], la cifra había aumentado sólo a dos mil títulos por año. Pero actualmente, alcanzamos a editar en forma impresa un millón de nuevos títulos por año. Resumiendo, daría la impresión que hubiera más escritores y más libros que lectores[2].

En el último quinquenio se importaron a Argentina nada menos que 140.000 toneladas de libros, por un valor de 550 millones de dólares, mientras que aquí se editaron 90 millones de unidades en el último año, o sea algo más de dos libros por cada habitante[3]. A ellos, habría que agregar los títulos que se imprimieron en nuestras imprentas. Ahora bien, desde un punto de vista de management, la primera pregunta que debiéramos hacernos es: ¿estas toneladas de libros son compradas por sus lectores finales? La segunda es: ¿qué porcentaje de los libros que se compran son leídos realmente? La tercera es: ¿se comprarían y, eventualmente, se leerían en mayor cantidad si los libros fueran más económicos en precio?

Los costos de editar libros en papel

Las principales erogaciones de un libro impreso están constituidas por:  a) el costo del papel sobre el que  se lo imprime –generalmente el más relevante de todos ellos, porque el papel deberá ser transportado y habrás que pagar su flete, tanto antes como después de impreso; y porque además, este costo se mantendrá sin modificaciones en las subsiguientes ediciones, pues éstas no se beneficiarán con una mayor escala de volúmenes a editar;  b) el costo de su impresión gráfica que, en cambio, sí tiene un valor decreciente en las siguientes rediciones;  c) el costo de depósito y guarda de los libros editados, no solamente por su volumen físico ocupado sino por el costo financiero que ello implica; y  d) el costo de la distribución física hacia los puntos de venta.

Dejamos aparte –por el momento- los llamados costos de promoción, pues éstos son casi siempre controlables y, por otra parte, son aplicables tanto a los libros impresos como a los electrónicos, como así también los correspondientes a derechos de autor, pues estos –que son variables en función las unidades vendidas- dependen de la actualidad, del interés o del atractivo del tema que aborde el libro, o bien, del renombre de su autor (y su incidencia también sería igual para ambos casos). Pero entre aquellos nombrados anteriormente, no cuesta mucho trabajo comprender las ventajas competitivas de que goza el libro electrónico, que evita o reduce casi todos aquellos costos.


[1] Herrero alemán, inventor de la imprenta de tipos móviles moderna (hacia 1450), cuyo verdadero nombre era Federico Gensfleisch, y luego adoptó el de su casa paterna zum Gutenberg. www.Wikipedia.com

[2] “Del libro sagrado al desechable”, por Mori Ponsowy, en La Nación, 03-05-2012.

[3] “Curiosa justificación de las trabas de Moreno s los libros importados”, declaraciones del industrial gráfico, Juan Carlos Sacco. A La Nación, 28-03-2012.